lunes, 18 de octubre de 2010

Vida Nueva - Capítulo 9


CAPÍTULO 9


Un hombre observaba marcharse un coche de patrulla. Tenía la piel pálida, como si no hubiese tomado el sol en mucho tiempo. Cuando se perdió de vista volvió a entrar en el bosque. Sacó de su bolsillo una PDA y miró con satisfacción en la pantalla un puntito moverse a través de diversas calles

-          Parece ser que no se han dado cuenta, menos mal – suspiró aliviado.

Había colocado un localizador en el coche de modo que así podría saber hacia dónde se dirigían.

-          No puedo dejarles solos ahora, mas tarde o mas temprano “despertarán” y no me gustaría que lo descubriesen. Una lástima que él se escapara y que hayan encontrado a la otra… no habría tenido tantos problemas

Volvió a mirar el puntito que seguía correteando por su pantalla. Ella iba dentro y se la habían arrebatado, al igual que los otros dos anteriores. Alguien debía pagar por ello.

Aun así seguía sorprendido de que ese hombre después de haber recibido la “medicina” siguiese totalmente consciente de sus actos y más aún de que hubiese llegado a la policía.

-          Un esfuerzo admirable, que sin duda le causó un gran sufrimiento… pero gracias a mí eso ya no le volverá a ocurrir. Podrá ser libre sin que le importe nada más…

Dirigió de nuevo la mirada al dichoso puntito, que seguía moviéndose a través de las calles. Empezó a impacientarse, tenía que seguir aguardando a que parasen, pero no aguantaría una espera mucho mas larga. Quedaba menos de una hora y él DEBÍA estar con allí.

Por fin el puntito dejó de moverse. Cerca de donde estaba situado había un edificio identificado con la característica cruz distintiva de un hospital.

-          Con que el depósito de cadáveres… no se por qué no me lo imaginé antes, pero siempre es mejor ir sobre seguro. Espero que estén allí los tres…

Volvió a salir de la oscuridad del bosque destacando de nuevo su tez pálida y siguió andando hasta su coche, aparcado a bastante distancia.

-          En marcha – dijo para sí.

Y partió en la dirección que su GPS le marcaba

Una mujer de pelo castaño observaba como el coche se perdía en la distancia

-          ¿Qué pretenderá? – se preguntó –. Creo que será mejor seguirle.

Y también partió siguiendo su estela.

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