miércoles, 13 de octubre de 2010

Vida Nueva - Capítulo 7


CAPÍTULO 7


“No puede ser” pensó. Era demasiada casualidad. Rápidamente rasgó el resto de la manga ante la mirada atónita de la gente que había a su alrededor. Una mano le impidió seguir.

-          ¿Qué pretendes haciendo eso? – preguntó un agente - ¿Sabes que estás destruyendo pruebas, verdad? ¿Quizá tengas algo que ver en todo esto?

-          Le doy mi palabra que no.
-          Entonces, ¿puede decirme qué esta haciendo?
-          Soy Alvar Ramírez, abogado. Estoy estudiando un caso muy parecido y que ha ocurrido en el mismo lugar. Esa costra roja con el aura morada puede que sea la clave.

-          ¿Está seguro de ello?
-          No estoy completamente seguro, pero ya me he encontrado una marca igual en un asesinato cometido anoche, no creo que sea una simple coincidencia.

-          Entonces venga conmigo, debo ir al lugar del crimen a investigar lo sucedido. Puede que me sirva de ayuda.

-          De acuerdo. Cuando envíen este cuerpo al depósito de cadáveres hablad con Ana Mirabella, ella sabrá qué hacer.

-          Ya habéis oído chicos – dijo mirando a dos compañeros suyos – Pongámonos en marcha – añadió dirigiéndose a Alvar

Cogieron el coche de patrulla y marcharon a toda velocidad hacia el bosque. Alvar se sentía incómodo en un coche así. Trató de buscar un tema de conversación para no pensar en ello.

-          No me ha dicho su nombre todavía, ¿Quién es usted?
-          Trátame de tu, por favor – respondió amablemente – Mi nombre es Fernando Montoya.

-          Fernando… ¿y sabes qué debemos hacer cuando lleguemos al bosque?
-          Ese hombre no ha tenido mucho tiempo para poder decir mas detalladamente donde ocurrió el ataque, así que tendremos que hacer una batida. Puede que incluso nos topemos con el asesino si tenemos un poco de suerte… aunque no sabría decir si buena o mala – añadió con una risa nerviosa –. ¿Puedes darme algo más de información sobre el incidente que mencionabas en comisaría?

-          Un hombre llamado Carlos Rodríguez murió ayer por la noche en ese mismo bosque, y eso que tenia en el brazo ese hombre… también lo tenía él.

-          Según lo cuentas sí que parece que los dos casos están relacionados.
-          Ya lo se, pero la pregunta que me hago es el por qué de ese aura morada… Hay un científico que está investigándolo ahora mismo, pero sigo sin recibir una llamada suya para conocer los resultados.

-          ¿Que tiene tan especial esa mancha morada?
-          Digamos que en la sangre de ese señor había un componente extraño, y posiblemente ese componente sea el causante de eso. Además, aunque te parezca extraño esa mancha se extiende por todo el cuerpo, a pesar de estar muerto.

-          Que extraño es todo eso…

Mientras se preguntaba por ello llegaron a su destino. La entrada del bosque parecía menos aterradora que en la foto, quizá porque había mucha luz en ese momento, quizá porque en persona daba menos impresión. El caso es que allí estaba, a las puertas de lo desconocido, y había una mujer muerta allí dentro.

-          Será mejor que busquemos por separado, así cubriremos mas terreno. Si la encuentras llámame mediante este walkie-talkie, yo te encontraré

-          Vale, me da más confianza el camino de la derecha así que si no te importa…
-          Para nada, cogeré el de la izquierda
Se adentró en el bosque, todavía se podía ver perfectamente ya que el sol traspasaba con facilidad las hojas de los árboles. Se preguntó cómo podía alguien haber asesinado a dos personas cuando todo el mundo le podía ver. “Pero casi nadie entra en este bosque” se dijo para sí, “podía haberlo hecho con toda tranquilidad”…

Siguió adentrándose en el bosque, que iba oscureciendo a medida que entraba y dejaba de haber tanta luz. Escuchó una rama crujir detrás de él, se dio la vuelta sobresaltado y vio cómo un pajarito se había posado en el suelo. Aliviado reemprendió su marcha. Había un incesante susurro que le inquietaba, pero estaba completamente seguro de que era la brisa que empezaba a recorrerle el cuerpo y dejaba frías sus manos.

De repente una voz le sobresaltó, pero se sintió aliviado de que venía de su walkie-talkie.

-          Sal del bosque, he encontrado a la víctima – escuchó
-          Menos mal, esto empezaba a darme escalofríos. En poco rato estoy allí

Al salir del bosque se encontró con Fernando, que tenía una expresión de lo más contrariada.

-          ¿Qué pasa?
-          Mira esto, creo que ya ha dejado de ser una mera coincidencia…
La mujer tenía una mancha morada que la recubría gran parte del cuerpo…

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