viernes, 22 de octubre de 2010

Vida Nueva - Capítulo 11


CAPÍTULO 11


Alvar volvió su mirada hacia la puerta y se quedó atónito ante lo que vio.

-          ¿Rebeca? ¿Rebeca Ortiz? ¿Eres tú realmente?

-          Si Alvar… soy yo. ¿Cuánto tiempo, verdad?

Su corazón dio un vuelco. No se lo podía creer, pero era ella: la chica que dio un cambio inesperado a su vida hace tanto tiempo estaba allí enfrente de él, no podía contener su alegría. Aun así reservó un espacio para esa sensación y añadió con relativa calma.

-          Desde que entramos en la universidad… Pero bueno eso ahora no importa. ¿Por qué apareces justamente ahora? ¿Sabes que ha podido pasar aquí?

-          Eso es lo que trato de averiguar. Estaba persiguiendo a un tipo y de repente le perdí de vista al entrar aquí.

-          ¿Pudo ser el causante de este repentino apagón?

-          No estoy totalmente convencida pero seguramente haya sido él – y añadió dirigiéndose a Ana – ¿Por qué está así?

-          No lo se, pero ha sido hace nada, en medio del apagón

-          Ya se por qué – dijo asustado Miguel – fijaos.

Y vieron horrorizados en el brazo de Ana de nuevo aquella costra roja con aura morada de los anteriores cadáveres

-          No… esto no puede estar pasando – exclamó Alvar – ¿Ha estado el asesino aquí?

-          Eso parece – respondió Fernando – Y es más, se ha llevado a los 3 infectados.

-          ¿Qué finalidad tiene esto? No le veo nada de lógica.

-          Creo que esto puede solucionar bastantes dudas – dijo Rebeca sosteniendo un papel en la mano – ¿Estaba esto aquí antes?

-          No – dijo Ana reincorporándose – Puede que nos lo haya dejado el asesino por algo…

-          Tu relájate y no hagas muchos movimientos – le recomendó Miguel – Encontraré una cura para esto, te lo juro.

-          Ojalá que sea verdad, y a ser posible pronto. No se nota, pero después de saber lo que hace espero poder vivir para contarlo.

-          Quedan 18 horas para que la cura que encuentre sea efectiva. Según mis experimentos ese es el tiempo que tardó en eliminar completamente el sistema inmunitario. Pasado ese tiempo veo pocas expectativas de poder ayudar mucho. Me marcho ya, no tengo tiempo que perder.

-          Gracias Miguel, te lo agradezco – dijo mientras este salía a prisa de la cámara.

-          No te preocupes Ana, encontrará la solución, seguro – dijo Fernando en tono alentador – A todo esto, ¿Qué pone en esa nota?

-          Os la leo – dijo Rebeca.

“Vosotros, necios que no comprendéis nada de este mundo, no sabéis distinguir cuándo alguien está muerto o en cambio tiene el don de una vida eterna y perfecta. He decidido otorgaros mi perdón, y como muestra de mi buena voluntad he obsequiado a uno de vosotros con este gran don. ¡Agradecido sea, pues ahora comprenderá el verdadero sentido de la vida! Y el resto no os sintáis abatidos, el azar ha decidido cual mano divina al primer bendecido, pero el resto podréis obtenerlo si lo pedís, pues no guardo rencor. Cuando reflexionéis y veáis que lo que digo es totalmente cierto os estaré esperando en el bosque para entregaros complacido este don ¡Regocijaos ante la venida de una nueva era y temed por aquellos que obstaculicen su llegada!”

Todo se quedo en un incómodo silencio en cuanto terminó de leer la nota

-          Definitivamente está mal de la cabeza – dijo Fernando – ¿Un don? ¿Un virus que te causa prácticamente la muerte?

-          Tenemos que detenerle – dijo Alvar – De momento está atacándonos a nosotros porque sabemos lo que es, pero más tarde puede ir a por cualquier persona. Quién sabe que puede desencadenar todo esto…

-          Tienes razón – afirmó Ana reincorporándose – Esto tenemos que pararlo ya.

-          Iremos al bosque como él quiere y le detendremos – dijo Rebeca – Esto no tiene por qué salir a la luz. Ana, tú quédate aquí esperando el antídoto de Miguel. Somos tres contra uno, le ganaremos.

-          Pues nada, tendremos que ponernos en marcha, además puede que encontremos un antídoto allí también. ¿Cuánto dices que teníamos de tiempo? – Preguntó Alvar.

-          Dieciocho horas, el tiempo para que se elimine por completo el sistema inmunitario según él – dijo Fernando – así que trataremos de tardar menos de la mitad.

-          Pues vamos allá

Todos salieron del depósito y tras el reconfortante calor que había al exterior de la cámara pusieron rumbo al coche

-          Que raro lo que ha dicho Miguel – dijo Rebeca entre murmullos – todavía no ha pasado tanto tiempo desde que comenzó su investigación…

-          ¿Decías algo? – dijo Alvar, que la escuchó murmurar para si misma

-          No, nada – respondió instantáneamente – Es que me resulta muy extraño que nos hayamos vuelto a ver en estas circunstancias.

-          Si, ya se – se rió Alvar – Esta no es precisamente mi idea de reencuentro jaja. Cuando acabe esto iremos a tomar un café a un bar que hay cerca de mi oficina, ¿te parece bien?

-          ¡Por supuesto! Pero acabemos esto antes, no vamos a vender la piel del oso antes de cazarlo.

-          Hecho.

-          A ver, vosotros dos, no os quedéis atrás – dijo Fernando.

Aligeraron el paso hasta llegar al coche, montaron en él y partieron hacia el bosque para acabar de una vez con esa pesadilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario