miércoles, 5 de enero de 2011

Inflad los mensajes, aumentad los caracteres. Añadid miles de emoticonos de sonrisas y guiños. Poned miles de exclamaciones para que me entere o un vídeo con una canción de niños.

Seguid engañándoos a vosotros mismos.

No es que me cabree, ni siquiera me hiere. Si así os sentís mejores personas conmigo adelante, el afecto nunca duele.

Es lo bueno de la hipocresía: que el leer una congratulación vacía no es lo que mi corazón ansía. Pero sí es cierto que me satisface el saber que un nuevo ciclo desde que uno nace cuesta un minuto de vida al que por la calle ni si quiera hace ademán de presentarse.

Gracias, hipócritas, por todas las misivas escritas. Por ello os dedico estas líneas, mientras saboreo con mis verdaderos camaradas una más de nuestras magníficas veladas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario