lunes, 8 de noviembre de 2010

Vida Nueva - Capítulo 16


CAPÍTULO 16

-          No, ahora no. No puede ser… – se decía Alvar sí mismo - ¿Por qué?

-          No podía dejaros escapar, y menos a la chica. Sabéis demasiado y no estáis dispuestos a uniros a mi

-          ¿Y qué es lo que estás tramando? – preguntó Rebeca – Ese virus… ¿Qué intentas conseguir con ello? ¿Te satisface ver sufrir a la gente mientras pierden todos los rasgos de humanidad?

-          ¿Sufrimiento? Tú no sabes cuál es el verdadero sufrimiento. Yo he proporcionado a esas personas la liberación de sus pesares y la promesa de una vida eterna. ¡Todo el mundo pagaría por ello! ¡Todo el mundo lo desea!

-          ¡Pero no de esa forma! – sentenció Alvar – Todos tenemos derecho a vivir nuestra vida como hayamos escogido dentro de nuestras posibilidades. Lo que tú haces es una atrocidad: transformas personas en monstruos que han perdido toda su humanidad para convertirse en simples marionetas, seres incapaces de valerse por sí mismos, incapaces de sentir nada, de tener afecto por alguien…

-          ¡Oh, sí! ¡El amor! ¡La amistad! Todos esos sentimientos son inútiles, lo único que hacen es crear sufrimiento por culpa de otros.

-          ¡Eso es mentira! – gritó Rebeca– Tú seguro que nunca has tenido un amigo de verdad, que siempre te esté apoyando. Que a pesar de que le falles él nunca te dará la espalda – y añadió dirigiéndose a Alvar –. Lo siento mucho, ¿podrás perdonarme algún día?

Alvar comprendió que Rebeca también había tenido que sufrir mucho cuando se marchó. Él había continuado con su vida cotidiana a pesar del gran vacío que dejó.

-          Pues claro que sí. Pero sólo si no vuelves a desaparecer.

-          ¡Jajaja! ¡Qué bonito! – dijo Samuel con voz de maniático – Pero ¿sabes qué? ¡Ahora por tu culpa el chico va a descubrir lo que es el verdadero sufrimiento!

Cambió el objetivo de su arma hacia Rebeca con un brillo de locura en los ojos.

-          ¡No! ¡No lo hagas, por favor! – gritó Alvar desesperado.

Y sonó el retumbar de un disparo, amplificado por el eco. Instantes después, Rebeca comenzó a caer hacia el suelo. La agarró antes de que lo tocase y con lágrimas en los ojos vio que sangraba a presión por un costado.

-          Alvar, yo… gracias…

-          ¡No! ¡Lucha! ¡Te pondrás bien, la ambulancia está en camino! ¡No puedes abandonarme otra vez! ¡Tanto tiempo he esperado para volver a verte… no puede acabar así!

Y entre sus temblorosos brazos perdió la consciencia. Trató de parar la hemorragia taponando la herida pero no paraba de sangrar.

-          Te pondrás bien, te lo prometo – dijo llorando – Esto acabará muy pronto y tú estarás curada.

Acto seguido recordó que tenía detrás todavía a Samuel y lleno de ira se dio la vuelta y le miró desafiante.

-          ¡TU!

No hay comentarios:

Publicar un comentario