viernes, 5 de noviembre de 2010

Vida Nueva - Capítulo 15


CAPÍTULO 15 

-          ¿Alvar?

De pronto, recobró el sentido de la realidad y volvió al temible bosque. Todas las sensaciones experimentadas aquella noche volvieron como una ráfaga a su cabeza.

-          Vámonos, rápido. Si seguimos recto en algún momento tendremos que salir de aquí.

Caminaron con paso apresurado pero siguieron sin lograr encontrar la salida. Alvar durante todo el camino seguía pensando en aquel día y lo que pasó después.

-          Rebeca, antes de continuar quiero preguntarte una cosa.

Al fin consiguió atar el cabo que nunca consiguió, después de tanto tiempo en el que había perdido toda pista de su existencia.

-          Cuando te fuiste hace 7 años y no volví a saber de ti me quedé destrozado. Pasamos tanto tiempo juntos y desapareciste de esa manera, tan de repente y sin avisar siquiera…

-          Lo siento, pero tuve que hacerlo por razones personales que todavía no te puedo contar – añadió con voz de arrepentimiento – Te juro que a mí me dolió muchísimo dejar atrás todo lo que tenía. Un día te lo explicaré todo, pero ahora tenemos que terminar esto. Lo siento de veras…

-          El último día que te vi recuerdo cómo me atropelló un coche al haberme parado porque me llamaste. Esa fue la última vez que te vi y me pregunto si…

Pero no estaba seguro de lo que quería decir.

-          Estás muy raro, ¿te pasa algo?

-          No… Bueno si… Lo que quería decirte es que… - cogió aire - ¿Quién es este Samuel? Cuando apareciste en la cámara dijiste que estabas buscándolo, ¿por qué?

No sabía realmente si quería escuchar su respuesta. Se maldijo por dentro por su cobardía y le invadió una amargura que no podía frenar.

-          ¿Eso era lo que me querías decir? – preguntó extrañada – Lo siento Alvar, pero no puedo responderte a eso, no todavía.

-          ¿Quién eres Rebeca? No eres la misma que conocí hace 7 años…

Esas palabras hicieron que se sintiese herida, pero también que se sintiese culpable por no haberle contado nada

-          Yo… no puedo decírtelo, de verdad. Es mejor que no lo sepas.

Una pesadumbre cubría su rostro. No podía decirle nada, pero se sentía mal por ello así que se decidió a preguntar.

-          En cualquier caso, eso no era lo que te quería decirte en realidad. Estaba pensando que tras mi atropello desapareciste y no volví a saber de ti. No me fuiste a visitar al hospital y ni siquiera recibí una llamada tuya. Me pregunto si ya habías decidido de antemano marcharte sin decirme nada de nada.

Rebeca se mostró contrariada, pero realmente no podía ocultar lo evidente.

-          Si, tienes razón. Ese día cuando quedamos quise contártelo todo pero no pude durante toda la tarde porque no me atrevía. Sin embargo al final vi que lo mejor era que lo supieras y por eso te llamé. Cuando te atropelló el coche me acobardé tanto que pensé que nunca querrías verme de nuevo y por eso no dije nada.

-          ¡Puag! ¡Menudo aburrimiento! – dijo con sorna una voz detrás suyo.

Detrás de la maleza apareció Samuel con una pistola apuntando a su cabeza. Estaban acorralados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario