viernes, 25 de junio de 2010

Arded malditos

Arded mis sueños rotos, que nunca llegaron a cumplirse por imposibilidad o por que otros los destrozaron.
Arded mis esperanzas vanas, que apuntaban hacia lo más alto pero se quedaron en lo más bajo.
Arded mis esfuerzos fútiles, que trataron de conseguir lo mejor que se pudiese hacer y que no dieron nada a cambio.
Arded mis amigos traidores, que os llevabais tan bien conmigo hasta que decidisteis darme la puñalada cuando nunca os hice mal alguno.
Arded mis profesores inútiles, endiosados, mentirosos, que no consiguieron realizar su obligación: enseñarme.
Arded mis sentimientos de soledad eterna, de pensar que nunca encontraré a nadie que me ame de verdad.


Arded mis errores, cometidos accidentalmente en los peores momentos y que me llevaron al fracaso.
Arded mis flaquezas, mis imperfecciones, la pereza que me impidió hacer lo que tenía que hacer en cada momento.
Arded mis malos comportamientos con las personas que más quiero, pues nunca quise hacerles ningún daño.
Arded mis sueños vacíos, mi ausencia de objetivos, mi falta de motivaciones que me empujen a esforzarme.


Arded malditos, arded en las llamas del infierno y desintegraos para nunca volver.

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