domingo, 31 de enero de 2010

Tan divertida como cruel: "La Vida es Bella"

"Empieza el juego, quien no haya llegado ya no juega. Se precisan 1000 puntos. El primer clasificado ganará un carro blindado nuevo. Menuda suerte. Cada día leeremos la clasificación por ese altavoz de allí, al último clasificado le colgaremos un cartel que dirá: Asno. Aquí en la espalda. Nosotros estamos en el equipo de los super malos que gritan sin cesar, quien tenga miedo pierde puntos. En tres casos se pierden todos los puntos: los pierden, uno, los que empiezan a llorar, dos, los que quieren ver a su mamá, tres, los que tienen hambre y piden la merienda. ¡Nada de eso! Es muy fácil perder puntos, porque hay hambre. Yo mismo ayer perdí 40 puntos porque no pude aguantar y pedí un panecillo de mermelada. De albaricoque. Y él de fresa. Y nada de chucherías porque nosotros nos os vamos a dar, nos las comemos todas nosotros. Yo ayer me comí 20. Me duele la barriga. Pero estaban buenas. Os lo aseguro. Perdonad que me vaya enseguida pero estamos jugando al escondite y sino me tocara parar"


 Tras tenerla durante meses en mi videoteca y no haber encontrado un hueco para verla, ayer a las 2 de la noche se me ocurrió la feliz idea de hacer unas palomitas y poner la película. El resultado: sin duda una de mis películas favoritas

"¡Buenos días princesa!"

Bajo ese manto de humor que caracteriza la película podemos distinguir claramente dos partes del desarrollo de la misma. En la primera parte podemos ver la faceta más alegre de la vida mientras Guido trata de conquistar a Dora, "su princesa". En ella podemos ver la absurdez de las coincidencias, una historia preciosa en la que Guido siempre conseguirá sorprender a Dora de las formas más insospechadas y un final de cuento de hadas con ese "Llévame contigo" que pone el broche de oro a los esfuerzos de Guido

Sin embargo, la segunda parte nos muestra la faceta más cruel de la vida, en un claro contraste con el título. Guido y Dora se han casado y tienen un hijo, Josué. La madre sigue dando clases en un instituto y el padre y el hijo trabajan en una librería. Todo sigue siendo tan bonito como antes hasta que reciben la visita de los nazis, que les envían a un campo de concentración (son judíos padre e hijo)


Allí podremos observar los continuos esfuerzos que realiza Guido para convencer a su hijo de que realmente están en un juego en el que tienen que conseguir 1000 puntos y el ganador se llevará un carro de combate de verdad. Podremos ver todos los horrores que se llevaban a cabo en ese lugar: cómo eliminan a los niños y a los ancianos llevándoles "a las duchas", los trabajos forzados a los que sometían a los judíos, veremos cómo un médico alemán conocido por Guido de la primera parte parece que quiere ayudarles cuando en realidad solo busca su propio beneficio... y todo ello con un Guido magistral que siempre conseguirá sacar la sonrisa al expectador

Sin embargo, el final es sin duda desolador. Nuestros ojos verán escenas que no querremos creer, y siempre tendremos la esperanza de que en algún momento Guido vuelva a hacer alguna treta de las suyas. No cuento más para no spoilear a nadie que no la haya visto, y el que ya lo haya hecho sabrá a qué me refiero

 
 
"¡Mil puntos! ¡Para morirse de risa! ¡Los primeros! volvemos a cada con el carro de combate... ¡Hemos ganado!"

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