viernes, 29 de abril de 2011

Sueños

-          ¿Te has fijado hoy en el color del cielo lo raro que es?
-          No sé, yo lo veo igual que siempre
-          Tal vez sea porque no ha ocurrido todavía algo que te haga verlo diferente
-          Puede ser… pero tampoco creo que merezca que mis ojos lo vean siempre igual
-          ¿Sabes? Tienes toda la razón

La chica se gira, te mira fijamente a los ojos y lentamente se acerca, notas cómo se separan sus labios, cómo cierra sus parpados, sientes su cálido aliento, piensas en el tiempo que llevabas esperando ese momento…


Siete y media de la mañana, suena el zumbido infernal del despertador que te devuelve a la cruda realidad. Diriges tu mano con toda la mala ostia del mundo contra ese instrumento que taladra tus oídos, te levantas y tu primer pensamiento trata de recordar. ¿Y que recuerda? Fragmentos vagos de una conversación que nunca se produjo y que no sabes cómo llego a ese punto. Recuerdas que estabas a punto de besar a alguien, ¿a quién? No lo sabes. Revuelves entre tus pensamientos tratando de recordar su cara pero te topas contra un muro en blanco, un ente incorpóreo.

-          Solo fue un sueño

Como necesidad básica del hombre todos debemos dormir. Se supone que existe un mínimo de tiempo que hay que estar en ese estado de relajación extrema para no tener problemas durante el transcurso del día, pero eso no tiene que ver con lo que quiero contar. El caso es que durante ese tiempo que pasamos dormidos nuestro subconsciente sigue funcionando, a menor nivel que si estamos despiertos, pero trabajando al fin y al cabo. Eso nos lleva a tener una serie de “vivencias” irreales, que es lo que llamamos comúnmente “sueños”.

Tenemos varios sueños durante cada noche, aunque tan solo es el último del que guardamos un vago recuerdo que puede llegar a ser bastante confuso para la mente consciente. Normalmente una persona que duerme bien tiene más capacidad de recordar los detalles de su sueño. Incluso se ha demostrado que una persona estresada tiene sueños más angustiosos que una persona que goza de salud mental. De ahí que el sueño que tenemos está estrechamente vinculado a nuestro estado psicofísico de ese momento, es un reflejo de nuestro subconsciente.

Hay muchos tipos de sueños, pero basándome en el que he plasmado al principio, hablaré de los sueños de “satisfacción”, un tipo de sueño que sirve de barrera entre la consciencia fracasada y los deseos incumplidos. En ese tipo de sueños se suele “hacer real” (nótese la paradoja) un deseo latente en nuestro subconsciente. En este caso, una persona se enamora del soñador, cuando seguramente en la realidad este pasando por un momento de carencias afectivas.

Es como si el sueño nos diera lo que la vida real nos niega, como un servicio de nuestro subconsciente a nuestra mente para mantener el equilibrio y no caer en depresiones o alguna patología de difícil curación.

Este tipo de sueños son una especie de defensa mental, como un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Si estas pasando un mal momento un sueño de estos puede darte un soplo de felicidad, pero también puede darte algo en lo que pensar cuando no lo relacionas inmediatamente a una causa concreta.

Durante bastante tiempo tuve ganas de escribir esto, pensando que así podría salir de dudas, pero he comprobado que por mucho que lo intentemos, no podemos racionalizar algo que no existe, una quimera provocada por nuestro subconsciente que atiende a razones ilógicas para nosotros. No podemos entender un sueño, pero al menos siempre podemos hacer un esbozo de interpretación del mismo. La clave para dar un significado correcto a un sueño es conocerte a ti mismo. Y cuando descubres el significado que se ajusta a ti, puedes descubrir qué es lo que falta en tu vida… pero no es tan fácil remediarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario